lunes, 11 de abril de 2011


No sé si solo me pasará a mi, pero cuando voy a hacer algún viaje me gusta tanto o más el tiempo que paso en el coche, avión, tren, autobús... que el tiempo que paso en la nueva ciudad.


En este tiempo te da tiempo a pensar en todo lo que dejas atrás, tu casa, tu habitación con tus cosas, tu ciudad e incluso tu país, también las personas que no viajan contigo, como serán sus vidas estos días que tu no estás, si cambiará algo, si te echarán de menos...


Por otra parte también tienes tiempo para pensar en lo que esperas de ese viaje, para imaginarte día a día lo que irás haciendo, tus emociones, pensamientos...


Personalmente, me gusta viajar en avión porque significa que me dirijo a otro país, me gusta mirar por la ventana y mirar las nubes, darme cuenta de lo pequeño que es todo desde esa altura, y de lo pequeños que somos en realidad.

También me gusta el metro, no puedo entender como mucha gente lo odia, con el metro puedes llegar de un lado a otro de una gran ciudad, recorrer las cosas que quieres ver más facilmente.

Me gusta fijarme en la cara de la gente y sus expresiones, su forma de vestir... e intentar imaginar como es su vida, en qué trabajan, si tienen algún tipo de relación sentimental...


Una vez que llegas y pasas unos días allí, toca volver a la normalidad y la rutina, y esta vez el viaje es parecido, vuelves pensando en lo que has vivido en esos días, las diferencias con tu ciudad, y sobre todo el reencuentro con tus cosas del día a día, cosas que hasta que no te alejas de ellas no las echas de menos, que ves como normales y de repente te das cuenta de su importancia en tu vida...

Quizá necesitemos alejarnos de estas cosas, quizá mil kilómetros, quizá 2 días, el tiempo y la distancia suficientes para ver que forma una parte fundamental de nuestras vidas.





1 comentario:

  1. se observadores con el mundo que nos rodea puede enseñarnos muchas cosas...

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